¿Qué pasó camaradas?: la derrota de la izquierda
- La Voz De la Ciudad
- 3 nov 2015
- 2 Min. de lectura
El domingo pasado se cerró un ciclo para la izquierda colombiana. Hace 12 años, cuando Lucho Garzón ganó la Alcaldía de Bogotá, el Polo Democrático emergía como una alternativa real de poder en el país. Hoy, sin embargo, ese capital político se ha ido diluyendo entre las malas gestiones, el estilo arrogante de algunos de sus dirigentes, y las divisiones internas. A pesar de que Garzón, Samuel Moreno y Gustavo Petro hicieron una apuesta fuerte en lo social, Clara López -que aspiraba a ser continuadora de esa corriente política- quedó de tercera en las elecciones. Apenas obtuvo 498.000 votos, el 18 por ciento del total.
El futuro no es claro. Luciano Sanín, analista de la Escuela Nacional Sindical, cree que el principal problema es que “la izquierda está atrapada en sus estructuras políticas, cuidando sus curules y se le olvidó que lo suyo era un proyecto de transformación”. En otras palabras, que no está sintonizada con la premisa de que “un mundo mejor es posible”. Los Progresistas quedan reducidos a una lánguida representación en Bogotá y que resurjan de las cenizas depende del balance final que en el mediano plazo quede de la Alcaldía de Petro. El Polo tiene la ventaja de ser un partido serio y orgánico y la desventaja de tener pugnas internas muy fuertes. Es un partido con liderazgos desgastados, que apuesta muy poco por la renovación. Para 2018 quedan en el partido Clara López y Jorge Enrique Robledo. Pero también la figura de Iván Cepeda que ha tenido un papel más protagónico en el proceso de paz. Y este no es un dato menor. Tal como van las cosas en La Habana, las Farc se podrían convertir en partido político en 2016. La implementación de los acuerdos de paz puede generar un clima político completamente diferente al actual. Seguramente se tendrán que abrir paso coaliciones para la defensa de los acuerdos, de cara a 2018. Pero más allá de eso, el sentido profundo de la negociación política es abrir la democracia para que quienes hoy están en armas luchen por el cambio social desde las urnas. Y a eso llegan las Farc al escenario político. La izquierda por tanto tendrá que prepararse para ese tsunami. Si los tiempos de guerra son, por naturaleza, los de las derechas, los tiempos de paz son, por antonomasia, favorables a la izquierda. Pero que esta pueda aprovecharlos depende mucho de su capacidad de autocrítica. Algo que hasta ahora no ha sido su fuerte.

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